Una tarde en las que el cielo de Madrid llora esperando que llegue el verano entré con una GRAN amiga (pequeñita, pero muy grande) en la Fnac a pasar horas viendo y comprando libros...
-"Me ha dicho mi madre que este está muy bien"
-"Ah, pues no lo conocía, pero ya he leido algo de este tío. ¿De qué va?"
Cojo el libro, le doy la vuelta y leo. (...) Once minutos es una novela que explora la naturaleza del sexo y del amor, la intensa relación entre cuerpo y alma, y cómo alcanzar la perfecta unión entre ambos (...) No, no es un libro de Platón, sino de Paulo Coelho (un brasileño un poco fumao' pero que se deja leer)
Parecía la mezcla perfecta, lectura, sexo, amor, y algo de orden. Al cabo de unos días volví con otra amiga y la tarjeta de crédito preparada. Me compré ese y otro montón más. He ido leyendómelos desde entonces. Uno te excita ya en la tercera página pero al final te dan ganas de vomitar. Aprendí mucho y se lo recomendé a un compañero de vuelo. Otro era epistolar me aburría un poco, a mis padres no les gustó la peli, pero también tenía "mucha chicha". Otro es taaan bonito que no quiero acabarmelo nunca y me quedan 10 ó 15 páginas. Bueno, el caso es que el otro día le llegó el momento a este Paulo Coelho.
Estaba en Galicia y era evidente que iba a llover y a hacer frío y si tu casa es enorme, fría y está en mitad de la Nada, qué mejor plan que abrir un libro.
Resulta que la protagonista, María, comete en su infacia uno de esos errores típicos de los que sólo los protagonistas de los libros son capaces de aprender algo y corregirlos en el futuro. "¿Sólo los protagonistas de los libros?"El hecho de que yo no aprenda nunca no significa que nadie más lo haga. Bueno, pasa un año enamorada de un niño que va a su colegio y coinciden siempre en el camino al cole pero nunca se atreve a hablarle. Hasta que un día ese niño le pregunta si podía prestarle un lápiz. En ese momento a ella se le congela todo el cuerpo y se va sin contestarle nada ni darle el lápiz. Nunca más volvieron a hablar y ella pasa el verano deseando que vuelva a empezar el colegio pero aquel niño se había mudado con sus padres a otra ciudad...
[El niño que a mi me pidió el lápiz aún no se ha mudado, y yo admás no sólo le di el lápiz, le di una caja entera de lápices de muchos colores para que pudiera pintar lo que quisiera. Y pintó, pintamos, pero las alas siguen blancas]
María un día, que estaba un poco hasta las narices de todo, cogío un tren que "sólo" tardaba dos días en llegar hasta Río de Janeiro. Se pone su biquini hortera y se mete por primera vez en el mar. Los tios la miraban y uno, un poco madurito ya, empieza a hablarle en un idioma que ella no entendía. El hombre era de Suiza y allí no hablan mucho portugués que se diga. Con la ayuda de un interprete le promete el oro y el moro si se va con él a Suiza, sólo tiene que bailar samba en una discoteca. La chica le pide permiso a mamá y a papá para "hacer las europas" y allá va. Claro, las cosas no eran tan maravillosas como las pintaban (sus lápices de colores resultaron ser malos)
Al poco tiempo la chica se va integrando, aprende el idioma y el funcionamiento de los suizos. También se da cuenta de que bailar samba no da tanto dinero, pero por echar un polvo pueden pagar hasta 1000 francos suizos... Aprendió también que si gemía los hombres le daban mejores propinas. Cuando se da cuenta está metida en algo de lo que no puede salir. Cuanto más dinero tienes, más quieres. Trenía ya dinero de sobra para volver a su tierra y mandar a los chulos suizos a tomar por saco. Pero conoce a un artista con quien hace el amor (no folla, hace el AMOR) sin ni siquiera tocarse ...
Creo que no debería seguir contando de que va el libro porque voy a emepzar a meter algún spoiler.
Admás lo interesante no es lo que le pasa a María, sino cómo lo afronta, cómo reflexiona sobre sus problemas, sobre su destino y su decisiones. Un día por no darle un lápiz a un niño perdió el primer y gran amor de su vida (o eso cree) pero un "Sí" le lleva a prostituirse a miles de kilómetros de su casa. Son emociones que vive, cosas que aprende, gente que conoce...
(...)Hoy pasé por delante de un parque de atracciones. Como no puedo gastar dinero a lo loco pensé que era mejor observar a la gente. Estuve mucho rato ante la montaña rusa: veía que la mayoría de las personas entraban allí en busca de emoción, pero cuando ésta se ponía en marcha, se morían de miedo y pedían que parasen los vagones. ¿Qué es lo que quieren? Si escogieron la aventura, ¿no deberían estar preparados para ir hasta el final? ¿O creen que sería más inteligente no pasar por estos sube y baja, y montarse todo el rato en el tiovivo girando en el mismo sitio? Por el momento estoy demasiado sola como para pensar en el amor, pero necesito convencerme de que va a pasar, conseguiré un empleo, y estoy aquí porque he escogido este destino. La montaña rusa es mi vida, la vida es un juego fuerte y alucinante, la vida es lanzarte en paracaídas, es arriesgarse, caer y volver a levantarse, es alpinismo, es querer subir a lo más alto de uno mismo y sentirse insatisfecho y angustiado cuando no se consigue.No es facil (...) pero a partir de hoy cuando me deprima, recordaré aqule parque de atracciones. Si me hubiese dormido y me hubiese levantedo de repente en una montaña rusa, ¿qué sentiría?(...)
"Once minutos" de Paulo Coelho
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María no creía en el amor, no podía enamorarse, no quería enamorarse
...yo también puedo ser un poco María...